443
« en: Mayo 24, 2016, 09:11:44 am »
Por fin, después de un par de semanitas en casa, hemos convencido a nuestra adolescente de que se ponga el medidor... Que si tengo mucho que estudiar, que si los exámenes, que si la graduación... Y es verdad, todas esas excusan eran ciertas, pero también una forma de retrasar tener "esa cosa, otra más, pegada a su cuerpo y encima con lo que se nota"... Y yo la entiendo.. Entiendo ella está en otra onda, que sus prioridades son muy distintas a las mías, pero es que soy madre, y no me da la gana girar la cara a otro lado mientras sus niveles de glucemia se desmadran, a veces casi inevitablemente el estres, la menstruación, las emociones, los cambios, que ahora mismo, a las puertas de la universidad suponen en ella una cantidad de sentimientos enfrentados tremendos...Si es que son muchas cosas...
Ahora andamos con pactos, y rezo porque no le falle el primer sensor para ver si es capaz de ver alguna pequeña ventaja (aunque sea curarse esos dedos donde ya no encuentra sitio para pinchar). Hoy entramos en el cuarto día, excepto el primero, mucho más errático, la medición se está comportando más que aceptablemente.